Eh, tú. Ven. Balbuceos entrecortados: «A. Cer. Ca. Te». Órdenes confusas. Empecemos. Tu y yo, y nuestras ganas, o nuestras sombras de desesperación. Eh, tú. Ven. «A. Prié. Ta. Me». a ti. Sin rodeos. Olfateémonos como si buscáramos el rastro de una presa. Eh, tú. Ven. «Es. Cu. Rre». tus manos entre mis faldas, sin preámbulos y sin vacilar.
Y no, no vamos a charlar, no me importa ni tu nombre ni tu edad, cuando solo a los focos de luz quiero mirar. ¡Para qué! ¿Qué? No hagas ver que te importo, ni siquiera te molestes en mostrar interés. Recuerda, chico, cuando bailas no eres tú quien se contorsiona, solo la sombra de un recuerdo erótico que me invade al mirarte.
Eh, tú. Ven. «Bé. Sa. Me». Continuemos. Tú y yo, y nuestra atracción, o nuestra sed de desconexión. Eh, tú. Ven. «A. Gá. Rra. Me». con descaro. No voy a juzgarte, no debo gustarte, ni siquiera vas a saber quien soy. Solo escucha: Eh, ven. «Llé. Va. Me». a tu son con tus fuertes manos que a otro me recordaran.
Y no, no vamos a charlar, no me importa ni tu nombre ni tu edad cuando solo a los focos de luz quiero mirar. ¡Para qué! ¿Qué? No hagas ver que te importo, ni siquiera te molestes en mostrar interés. Recuerda, chico, cuando bailo no soy yo quien te seduce, solo la sombra de un recuerdo erótico que te invade al mirar hacia atrás.
Eh, tú. Ven. «Des. Nú. Da. Me». Prosigamos. Tú y yo, y nuestras suaves pieles, o nuestros brillantes disfraces. Eh, tú. Ven. «Lá. Me. Me». toda, sin dejarte un solo hueco. Hazlo y sonríeme falsamente cuando me mires. ¿Por qué? ¿Qué? Ni se te ocurra mirarme con sus ojos. Antes azules, ahora verdes. ¡Te pareces! ¿Qué? La misma altura y la sonrisa endemoniada. Pero recuerda, chica, cuando habla no es él quien te seduce, solo la sombra de una voz que revive como un eco.
Y no, no vamos a intimar, no me importa ni tu origen ni tu felicidad cuando solo a la oscuridad quiero mirar. ¡Para qué! ¿Qué? No hagas ver que me quieres conocer, ni siquiera te molestes en pedirme Ig. Recuerda, chico, cuando bailo no soy yo quien te seduce, solo la sombra de un recuerdo que te invade al mirar hacia atrás.
Eh, tú. Ven. «Ház. Me. Lo». Fuerte. Tú y yo, y nuestras caras enrojecidas y desencajadas, o nuestras caretas tan bien armadas. Eh, tú. Ven. «Plá. Ce. Me». rápido y a destiempo, así no lo recordaré. Hazme tuya y a cien más pues como él no crees ni en mí ni en la propiedad. ¿Pero qué? No jadees como él. ¿Qué? Cambiar de perfume. Recuerda, chico, cuando hablo no soy yo quien te confunde, solo soy la sombra de otra que sí lo hizo.
Y no, no vamos a intimar, no me importa ni tu origen ni tu felicidad cuando solo a la oscuridad quiero mirar. ¡Para qué! ¿Qué? No hagas ver que me quieres, no me digas que sientes algo que no es verdad. Recuerda, chico, cuando bailo no soy yo quien te seduce, solo la sombra de un recuerdo que te invade al mirar hacia atrás.
Eh, tú. Ven. «Vuél. Ve. Me». loca. Tú y yo, y nuestros cuerpos sudorosos y nuestros sexos atrapados entre sí. Eh, tú. Ven. «Ob. Ser. Va». como esta vez vas a ser tú quien pierda el control, me da igual si chillo o no, como da igual si me quieres o no volver a ver. ¡Por qué? ¿Qué? Porqué no es cierto que me quieras conocer. Y, ahora te miro, y lo veo a él, y me asquea vuestra cómplice sonrisa. Y no, no vamos a intimar. Recuerda, chico, cuando bailo no soy yo quien te seduce, solo la sombra de un recuerdo en el que hoy me convierto.
Starlight